martes, 30 de agosto de 2011

Apuntes de clase: Globalización, Neoliberalismo, Consumidores


Estamos viendo el tema del consumo:
Ahora, ¿de qué hablamos cuando hablamos de consumo…? o, mejor dicho, ¿qué tiene de especial el consumo tal como lo estamos viendo? ¿Es el mismo consumo que el de nuestros abuelos?
El contexto no es el mismo:

-Globalización/Neoliberalismo/Consumidor.
Pasaje del ciudadano al consumidor. En 1994 se reforma la constitución (que es el instrumento central de los Estados de derecho, la Ley de leyes…), y se incluye el artículo 42, que trata sobre los derechos de los consumidores, la relación de consumo, los intereses económicos, la libertad de elección, la “educación para el consumo” que las autoridades deben dar, etc.
Pero ¿qué significa esta figura del consumidor? ¿Quiénes son los consumidores? ¿Son los mismos ciudadanos, la gente, todos? Porque no se dice que todos los habitantes gozan de esos derechos, sino los consumidores. Tampoco dice que todos los ciudadanos o habitantes son consumidores…
Esto es fundamental: el cambio de la Constitución (la “actualización” de la Constitución) y la inclusión de los “Consumidores”, nos habla de un cambio grande en las relaciones sociales, de la sociedad.
¿Las relaciones sociales ya no son tanto entre Ciudadanos que comparten una historia, costumbres, cultura, etc. sino que se dan entre Consumidores que intercambian productos?
Otro punto importante que se desprende de esto es el tema de la Inclusión y Exclusión. ¿Quién queda “afuera” de la figura del consumo?
La Exclusión es No-Consumir. Ya no se excluye o se encierra al “loco”, al que “piensa distinto”, sino al que no consume, al que queda afuera de las relaciones de consumo.
Pensemos en algo: si hoy un elemento clave de lo que consumimos y del acto del consumo en sí, es el tema de la Imagen. Consumimos, además de productos que nos sirven y que nos son útiles, imágenes y signos… marcas, estética, diseños, modas, que significan cosas. Nosotros, al consumir, al llevar puesta tal ropa o al consumir ciertos elementos, “decimos” cosas. Lo que compramos habla de nosotros. Entonces: ¿quien no consume no dice nada, es insignificante, no existe?
Además, el consumidor, a diferencia del ciudadano, refiere más a una existencia individual. El consumo como forma de relación social nos lleva al individualismo. Uno es quien consume, quien compra, uno y sus “gustos”, sus necesidades, sus ganas de tener tal cosa o ir a tal lugar…

Desarmemos los componentes de este consumo que estamos viendo.
Elementos:
-El tipo de productos: la marca, el diseño, la imagen, el significado del consumo.
-La Publicidad, y las formas en que el consumo “viaja”: Internet, televisión, publicidad por todos lados…
-Las formas de trabajo que hay detrás de los productos.

Hoy se sabe que más de la mitad de las ganancias de las empresas trasnacionales van a parar a la publicidad, que es una actividad anterior a la fabricación de productos y mercancías; es decir, primero, las empresas se dedican a las campañas publicitarias con las que inventan imágenes de mundos con las que el consumidor se va a identificar y que va a desear: sólo después esas mercancías serán producidas.
La publicidad, intenta imitar a la religión, porque promete paraísos. La diferencia es que promete paraísos en esta vida y no en el más allá.
La idea que transmiten las propagandas (piensen en esas propagandas en donde el protagonista está en una fiesta, rodeado de chicas lindas, o con el súper auto y es re feliz) es que nosotros también podemos ser uno de estos VIP’s, una persona importante… Para eso tenemos que poner toda nuestra enegía en consumir objetos y servicios que nos llevarían a ese “mundo”.
Este mundo de consumo y de publicidad, fue la respuesta a la crisis del sistema que en los 60s y 70s provocaron las revueltas, los movimientos (recuerden: mayo francés, hippismo, pacifismo, luchas en latinoamérica, etc.). Luego de esa puesta en crisis, el sistema económico “sale” de la crisis proponiendo (e imponiendo) esta lógica de consumo, de paraísos artificiales…  

lunes, 29 de agosto de 2011

Consigna Proyecto Consumo


RELATO: MI FLASH CON LA MARCA
1-Relación con la marca

INVESTIGACIÓN
2-Lugares de consumo
3-Qué lleva a consumirlo (publicidades, amigos, etc)
4-Qué grupos sociales nuclea la marca (tribus, target, etc)
5-Origen y ubicación/es de la empresa
6-Materia prima, mano de obra, distribución del producto

PALABRAS CLAVES
Target
Marketing
Industrialización
Globalización
Empresas transnacionales

martes, 16 de agosto de 2011

El flash de las segundas marcas

Por Ale Hidalgo

(Nota publicada en la revista ¿Todo Piola?)

Es la noche del viernes. Mi viejo llegó de laburar contento: “¡Cobré muchachos! Preparénse, el domingo vamos para La Salada a comprar ropa para todos, que ya se viene el invierno”.
¡Joya! Yo me pongo contento, sé que cuando cobra siempre nos da $ 400 a cada uno, saco 150 de lo que cobré de la beca del colegio y ya está: junté los 550 que salen las llantas Nike que vi el otro día en Lugano. Con lo que sobre me compro ropa en La Salada, de última le pido un poco más de guita y fue.
Mi vieja me manda a comprar la Manaos para la cena de todos los días. Entonces mi viejo reacciona: “¡momento! Hoy tomamos Coca-Cola de verdad, nada de gaseosa trucha, que cobré viejo”.
Voy al Kiosco de Tito y paso por la esquina donde están los pibes. “Eh, ¿venís luego, no?”. “Obvio, después de papear”, les digo. Al comprar la gaseosa algo me hace “click”, me pregunto cómo es que una marca te da status. En casa la Coca sólo se compra los domingos. El significado es que hoy vamos a darnos un gusto piola. Me imagino que otros gauchos la toman todos los días, je.
Termino de comer y voy a la  esquina con los pibes. Me dicen que el Toti y Tavo anduvieron de caño y se fueron al Bajo a comprar merca. “Andan bien esos”, me digo. A Ángelo y Eze hace banda que no se los ve, andan por la Oculta. “Tan re perdidos esos, me dice Aníbal, me enteré que andan en el Paco”.
Juancito y yo vamos a Madero, a encontrarnos con el Chelo delivery. Cambiaso de manos, y tenemos el 25 querido de los viernes. “¿Vos que pensás de la merca?”, le pregunto a Juancito. “Yo no ando en giladas”, me dice.
Cuando volvemos a la esquina nos repartimos para comprar las bebidas que nos acompañarán toda la noche, hacemos vaquita, el Víctor pone $ 30. “¡Esa! ¿Hoy cobraste no?”. Fidel y Damián fueron a comprar y trajeron tres Michael Torinos y cuatro Manaos, para empezar. De seguro terminamos con los Fernanditos. Otra vez el “click” en la cabeza, esta vez me pregunto qué tomarán otros guachos. De seguro vinos mas caros y coca, ¿habrán tomado Manaos alguna vez? Me pongo a pensar que está todo bien armado, flasheo de nuevo… Naaaa, mejor me tomo un trago y fue. Me voy a casa a dormir corte a las 5 de la mañana.

Sábado
Me despierto a las 12:30 del mediodía. No hay nadie en casa. Hay patys marca Barfy. Sigo flasheando con las marcas, me pongo a revisar la heladera: leche “Chelita”, dulce de leche y manteca “La Suipachense”, mermelada “Dulciora”. ¡Hay que animarse a una de estas mermeladas! Y de estas tengo un montón, son las que vienen en la caja del Gobierno. No hago caso a mi flash. Me preparo los patys y pongo la radio. Piola, anuncian los grupos de cumbia que van estar en el boliche al que vamos a ir hoy a la noche. Termino de comer y me tiro a ver la tele. Pongo, como todos los sábados a la tarde, “Pasión de Sábados”. Los conductores piden que no nos despeguemos de la pantalla, que va cerrar el programa el grupo cumbiero de moda, el mismo que va estar en el boliche al cual vamos hoy con los pibes. Tocan timbre, es mi guacha, nos ponemos a mirar la tele tirados en la cama. Me pongo a pensar que el productor del grupo de moda es el mismo que el dueño de la radio que escuché esta mañana, y también el dueño del boliche. Pero hacemos de las nuestras con mi guacha y me olvido de todo lo flasheado. Sigo loquito, hasta en la marca de los forros me fijo. Mi guacha se va, me dice que me ponga lindo para hoy a la noche, que nos vamos a bailanchar.
Son las 19:30, llegan mis viejos y mi dos hermanitos: Tatiana de 9 años, y Julián de 11. Fueron al shopping de Liniers. “¿Cómo estuvo?”, pregunto. “Lindo, lástima que está lleno de bolivianos el shopping”, me dice mi vieja. Pregunté si habían comprado algo adentro, me dijeron que nada, que todo es muy caro, que solo fueron a comer a Mac Donalds y al cine, a ver la última película de moda para chicos, que compraron cosas afuera más barato, obvio.
Me preparo para ir a bailar, buena chomba marca Lacoste, obviamente trucha de La Salada. Me dijeron que las originales valen como $ 300 cada una, ¡fua! Una fortuna. Por suerte saqué esta por $ 70, lo mismo que el Jean Taverniti sólo por 150. Los posta valen arriba de 400. Lo que sí, las llantas son Adidas posta, me salieron $ 400 pero ya están viejas. Las debo tener hace como seis meses. Me las compré con la anterior guita de la beca. Voy para la esquina, ahí nos juntamos todos para ir de caravana hacia Lomas, lugar donde queda el boliche. En total somos como doce entre guachos y guachas.
Otra vez la paranoia: cuando estamos todos juntos me pongo a pensar que estamos vestidos como los pibes de los grupos cumbieros en “Pasión de Sábados”. Misma marca de ropa, altas llantas, aritos brillantes, mismo peinadito cadenitas piolas, piercing por todos lados. Me pongo a pensar en las marcas, en que todo es una conspiración para que consumamos lo que quieren los de arriba, como si estuviéramos manejados por algo que no sé qué es: mismo dueño de radio, de boliche, de grupo. Segundas marcas, ¿por qué no se consumen muy seguido las grandes marcas en los barrios? ¿Qué somos? ¿La segunda qué? No sé, me duele la cabeza. Me pongo bien al acordarme de la hippie a la cual le compré la pulserita para mi guacha. Ellos también se visten todos iguales: rastas, andan medio sucios, pantalones Pampero, los que le dicen bombacha de gaucho, o sino pantalones de varios colores, barbas como el Che, pulóver de llama. Je, parecen todos fotocopias. Lo mismo los chetos, o los rolingas. No es una cosa sólo de nosotros. Entonces vuelve a mí la calma, porque no está todo tan armado como pensaba, que está bien que consumamos esto, ¡somos cumbieros papá! Son sólo modas. Y me voy a bailar feliz.

Domingo
Mi vieja me despierta a eso de las 13. Me dice que me cambie que tenemos que ir a La Salada. Uf, estoy con resaca. Bue, que importa, yo estoy feliz: primero a La Salada a comprarme buenas camperas, camisetas de fútbol (uh, vi una del Inter piola el otro día), guantes, medias por mayor y veré que más hay. Siempre se encuentran cosas piolas en La Salada, mejor si están bien echas y no parecen truchas. De ahí me voy con mi guacha a comprarme las Nike que tanto quise. Y por ultimo al cine. Día piola el de hoy.
Qué flash estos días. Cualquiera, una conspiración contra nosotros… ¡¡por favor!!


Después de leer la nota, respondemos:
1. ¿Qué reflexión hace el protagonista con respecto a las marcas?
2. ¿Cuáles son los lugares en donde se da el acto de consumo? Compararlos...
3. ¿Qué disparadores puntuales lo llevan a consumir?
4. ¿A qué grupos sociales hace referencia la nota?

martes, 9 de agosto de 2011

Consumo


Me cabe ser libre
Yo soy uno de los que se vestían (y lo sigo haciendo) lo mejor posible, para demostrar que podía pasar totalmente desapercibido en la calle ante los ojos de la policía, que siempre están afinados para la portación de cara y de “facha”. Yo quería demostrar que podía ser como cualquier pibe normal o más, quería tener las últimas Nike, el último equipo de la selección, el mejor jean del shopping y si se podía, comer en algún lugar caro, aunque después tenga que volverme loco para conseguir nuevamente la plata que me había patinado. Así de una, corte piola…
Yo era uno de los pibes que con marcas, disfrazaba la pobreza, como si fuese que una pipa o 3 tiras matan el hambre o pagan las cuentas. En mi ignorancia (remarco, "ignorancia" no "estupidez") pensaba que consumir, comprar, tener, gastar, me hacía sentir más importante, que vivir era no parar el ritmo. Cuán equivocado estaba. Hoy veo a muchos de mis amigos, a gente que cree estar afuera del sistema, incluso a parte de mi familia, moverse en el consumismo constante. Incluso yo mismo no puedo dejar de hacerlo. La gente de los barrios pobres, somos los principales consumidores del sistema y el mercado económico. Consumir es comprar y utilizar todo aquello que ofrezca el mercado. Y los pobres, hacemos ricos a los que venden ropa, "para sentir que nosotros también tenemos tal marca". Hacemos ganar plata a todo el que venda algo que pueda hacernos olvidar que somos pobres. Nosotros también podemos "andar bien chetos". Los pobres lamentablemente llenamos de plata hasta a los transas.
Igualmente, tampoco vamos a llorarla. Después de todo está bien piola tener la última casaca de Tévez. Lo que yo creo que debería cambiar no es el consumismo, sino la educación. Los pibes deberíamos aprender, que antes de comprar la casaca de Carlitos, tenemos que comprar el placard para guardarla; que antes de tener resortes en las zapatillas tenemos que tener sillas; que antes de gastar $200 en Mc Donalds, tenemos que llenar la heladera. Tenemos que aprender que la facha, las marcas, no nos hace dejar de ser pobres. Así que rescátense, no sean giles, póngase pillos de que lo único que hacen las corporaciones y las empresas es vender buzones y acá nadie quiere estar engomado, ¿o no?
Al menos a mi no me cabió ni me cabe sentirme preso de nadie. Me cabe ser libre amigo, y si me quiero vestir con algo de marca bien ahí. Y si me pinta ponerme algo de la feria, bien ahí también, porque la ropa no me hace mas piola, ni mas persona. Sabemos que el consumismo jamás dejará de existir. Pero podemos vivir sin ser presos de su sistema.
Esteban, de FA (el As!)
Revista ¿Todo Piola?